Existen muchos cambios y retos en la educación
hoy en día, convirtiendo mi labor docente más compleja y con un mayor
compromiso por mi parte, como consecuencia se me exige una profesionalización
laboral mediante acciones que reflejen mejorías en mis prácticas. Aunque estas
acciones están influidas por diferentes factores que se reflejan en la
práctica, como pueden ser: la formación docente, la experiencia, el
conocimiento, las creencias, entre otras cosas.
Los factores anteriores se reflejan en las
estrategias de enseñanza que el maestro emplea en su grupo, de ello Pozo
destaca (2006, p. 419) "la importancia de las concepciones de los
profesores –implícitas y explícitas- como guía de su práctica". Aunque en
ocasiones es necesario que el docente cambie sus percepciones sobre la
enseñanza para realizar de manera eficaz su labor como facilitador, para ello
debe comprender y reflexionar lo que hace en aula. Este proceso es complejo, de
hecho Pozo (2006, p. 428) comenta que "lo más difícil del cambio no es
tanto poner en marcha nuevas prácticas, sino modificar las ya
existentes.", unos instrumentos que Pozo (2006, p. 429) sugiere para el
apoyo del análisis de la práctica son "la escritura de diario, el análisis
de casos, la grabación y posteriormente revisión de situaciones reales de
práctica".
Para lograr este cambio en las concepciones de los
maestros sobre la enseñanza debemos retomar la reflexión sobre la práctica y
para ello existen diferentes teorías de autores sobre la manera de lograr
grandes cambios en mi práctica y la que se me ha hecho más interesante ha sido
la idea del autor Donald Schön de ser un "práctico reflexivo", ya que
este nuevo papel me permite desarrollar una mejor comprensión del "conocimiento
en la acción", convirtiéndome en un investigador en el contexto práctico y
no teórico, considerando a la práctica como una clase de investigación. En esta
reflexión en la acción, existe una interacción entre el saber y el hacer, la
teoría y la práctica y yo como maestro tengo una función más profesional,
siendo un "práctico reflexivo".
Donald Schön, difiere la reflexión en la acción y
la reflexión sobre la acción, en la primera nos comenta el autor que es algo
difícil de realizar debido a que hay poco tiempo para pensar y reflexionar,
pero para la segunda es desarrollar una capacidad para tratar de prever ciertos
acontecimientos antes de la clase y reflexionar sobre lo que aconteció para
hacer modificaciones y lograr una mejora de lo ya hecho.
Para atender a esta función debo reflexionar sobre
lo qué es la práctica educativa y para entenderlo y explicarlo remitiré a
Perales (2006), que también considera a la práctica pedagógica como una
situación compleja porque el docente debe realizar procesos reflexivos para valorarla,
y esto requiere que el maestro modifique, articule y reorganice sus acciones
cotidianas llevando a cabo una transformación en la forma de concebir y
comprender su hacer, haciéndolo complejo.
Esta práctica educativa se dará cuando yo sea capaz
de realizar una reflexión acerca de mi quehacer diario y de lo que surge en el
aula, dando pie a la investigación de mi labor, pudiendo así realizar la
investigación-acción durante mi trabajo. Este hecho resultará adecuado cuando
pueda determinar en qué momento me es conveniente intervenir y poder teorizar
sobre ello, observando y analizando desde adentro mi labor educativa.
Otra manera en que el docente puede contribuir a la
educación, es mediante la implementación de la investigación-acción, que
Boggino N. y Rosekrans, K. (2007, p 32) lo definen como "un proceso de
indagación y análisis de lo real en el que se procede a una reflexión y
actuación sobre las situaciones problemáticas con objeto de mejorar la práctica
pedagógica y la calidad educativa." Este proceso es muy favorecedor para
el docente ya que lo lleva a una reflexión, que se orienta a una mejora de la
calidad educativa, tiene el fin de crear conocimiento colectivo y se orienta
hacia la generación de procesos de reflexión crítica.
La reflexión es una de las tareas más complejas y
fundamentales, porque a través de ella transformaría la totalidad del sistema
de mi práctica educativa. Logrando cambios significativos en mi tarea docente:
reconstruirme como profesional, adquiriendo conciencia sobre mi papel y sobre
mis estrategias empleadas para enseñar, teniendo como consecuencia una
resignificación de mi práctica educativa.
Es elemental reconsiderar la importancia acerca del
término práctica reflexiva, y para ello es necesario que recapitulemos a
Philippe Perrenoud, este autor considera necesario hacer una diferencia entre
lo que es pensar y reflexionar, el ser humano piensa constantemente y no por
ello es un practicante reflexivo, sino que la reflexión va más allá
considerando cierto distanciamiento para replantear, o sea, reconsiderar nueva
y detenidamente la práctica reflexiva.
La reflexión del enseñante sobre lo que ha pasado y
lo que pasará en clase ocupa un buen tiempo libre del mismo, la presión
presencial de los alumnos es menos fuerte, pero el enseñante dispone de poco
tiempo para analizar las acciones pasadas, fuera de clase puede experimentar un
sentimiento de apremio contemplando frustración, insatisfacción por no poder
finalizar una hipótesis sobre lo sucedido. Para ser más eficiente la reflexión
sería importante hacerla lo más pronto posible, ya que de esa manera se pueden
rescatar más aspectos relevantes que permitirán una resignificación de la
práctica educativa. En este sentido, Fernando Bárcenas (Bárcenas, 2001,
p126-127) menciona como la formación del profesor tiene que ir orientada, de
acuerdo con estas ideas, a que este pueda ir personalizando en un esquema del
pensamiento propio, un saber reflexivo y crítico, pues ni se resuelve la
enseñanza con solo mirarla, ni se convierte en práctica racional innovadora si
no se supera el nivel del pensamiento vulgar, las creencias personales o el
conocimiento tácito. La reflexión sobre la acción se renueva constantemente,
dando paso a la reflexión de su propia acción y sobre los sistemas de acción colectiva.
Considero que en ocasiones el maestro tiene la idea
que el reflexionar sobre la práctica se hace de manera individual, y en cambio
esta acción para que tenga un mejor resultado debería ser en colectivo, ya que
se contrastarían las ideas con las de alguien más, generándose un intercambio
de opiniones muy enriquecedor y significativo.
Si llegáramos a reflexionar sobre la importancia de
generar contextos de participación, encuentro y colaboración entre el
profesorado de una comunidad de práctica, se permitiría construir una nueva
forma de trabajo docente que facilitaría los procesos de cambio y
transformación que derivan de la construcción de una práctica educativa con
éxito.
Si se llegaran a compartir las experiencias que el
maestro tiene y que se enfrenta en el aula entre los docentes habría un
intercambio de información que serviría para replantear de diferente manera
diversas situaciones.
Otros autores que manejan la práctica reflexiva
mediante el trabajo colaborativo o en colectivo son Brockbank, A. y McGill, I,
que describen esta forma de trabajo mediante el uso de las triadas que las
definen como "…estrategias que permite facilitar el diálogo entre pares,
argumentar y comunicar de manera razonada las acciones futuras, plantear
interrogantes que permitan profundizar la comprensión de nuestra propia
práctica, analizar alternativas de cambio y optar de forma común (Brockbank y
McGill, 2002)."
De acuerdo a la propuesta de Brockbank y McGill
(2002) la práctica y el diálogo reflexivo se desarrollan a través de las
"triadas", una estrategia que promueve el diálogo, la colaboración,
la reflexión y la transformación de la práctica docente.
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